Dublín en 3 días: el mejor itinerario
Explora la capital irlandesa a tu ritmo con este itinerario de tres días: disfruta de la ciudad y conoce algunos de los paisajes irlandeses cercanos a la misma.
Una estancia de dos días en la capital irlandesa te dará la oportunidad de visitar lo más importante entre las muchas cosas que hay que ver en Dublín. Gracias a que su tamaño no es demasiado grande, esas 72 horas te van a permitir conocer buena parte de sus atractivos.
Además, también incluyo en este itinerario una excursión que te dará la oportunidad de recorrer la capital y al mismo tiempo tomar un aperitivo de la campaña irlandesa. Si eres un fan de “Juego de Tronos” la vas a apreciar aún más...
Día 1: Lo esencial de Dublín
La primera jornada de tu estancia en Dublín la vas a dedicar a conocer sus principales atractivos. Una gran ventaja de este itinerario es que no tendrás que salir del centro para realizarlo, por lo que es perfecto para hacer todo el camino a pie.
Prueba el desayuno irlandés
El full irish es el desayuno tradicional de la isla. Los ingredientes y la denominación pueden variar un poco según la zona – por ejemplo, en la cercana Belfast se conoce como "Ulster fry" – y uno de los mejores sitios para catarlo es The Woollen Mills. Este establecimiento se encuentra en Lower Ormond Quay 42, cerca del puente Ha'penny y el río Liffey.
SI te lo estás preguntando, el desayuno local se compone de los siguientes ingredientes: bacon, salchichas, black and white pudding (morcilla negra o blanca), huevos, patatas fritas en mantequilla, soda irlandesa casera, pan integral y una taza de té como Barry o Lyons.
Tras haberlo degustado, sigue la orilla del río en dirección al mar hasta llegar al siguiente punto del itinerario.
Recorre O'Connell Street
Esta céntrica calle de Dublín hospeda tres de los monumentos imprescindibles de Dublín: The Spire (un gigantesco obelisco de metal), la oficina de correos y el monumento dedicado a Daniel O'Connell O'Connell, un héroe irlandés del siglo XIX.
Pasear en sus amplias aceras es un placer, siempre hay gente recorriéndola para ir de compras o tomar algo en las cafeterías y restaurantes.
Visita la universidad más antigua del país
Cruza el río y sigue las indicaciones para llegar al Trinity College. En breves minutos llegarás a tu destino. Fundada en el siglo XVI, sigue siendo una universidad y sin embargo puedes visitarla reservando un tour guiado en la web oficial.
Escritores del calibre de Oscar Wilde y Bram Stoker se formaron aquí, pasearon por debajo de la Torre del Campanario y a lo largo de Library Square. Verás la biblioteca histórica que custodia el famoso “Libro de Kells”, un manuscrito ilustrado a mano por los monjes de Kells.
Admira la figura de Molly Malone
Cuenta la leyenda y una canción popular que Molly Malone era una vendedora callejera de mariscos. Era conocida por su belleza y encontró la muerte por una mala fiebre. Desde entonces, su fantasma vagabundea por las calles de la ciudad.
Si has tomado una pinta en alguno de los mejores pubs de Dublín, casi seguramente habrás escuchado la balada ya que es el himno no oficial de Irlanda. En Suffolk Street, una estatua en bronce retrata a la mujer con el carrito que utilizaba para vender berberechos y mejillones.
Entra en la Catedral Nacional de Irlanda
Esta construcción medieval data del siglo XIII. Se levanta en el mismo sitio donde había un pozo que se cree que fue utilizado por San Patricio. Pese a se antigüedad conserva la apariencia gótica original. Sus principales encantos son las vidrieras, las estatuas de mármol y los mosaicos medievales.
Las visitas guiadas se llevan a cabo regularmente y si quieres reservar una, te recomiendo echar un vistazo a la web de la Catedral.
Da un paseo por el barrio de Portobello
Esta zona de la ciudad está salpicada de bares, cafeterías, tiendas y nuevos establecimientos. Es una zona de moda tanto que el periódico The Irish Times lo ha definido “Hipsteria Lane”. Puedes darte un paseo por el jardin Iveagh (cuenta con un pequeño laberinto) o recorrer los senderos del maravilloso St Stephen’s Green Park.
Si te apetece, puedes terminar el día con un tour por la Destilería Teeling (Newmarket 13/17 ) o darte un homenaje en Bastible, un restaurante moderno con opciones vegetarianas (South Circular Road 111).
Día 2: Los escenarios de “Juegos de Tronos”
El segundo día hay que despertarse temprano. Generalmente, las excursiones salen entre las 6:30 y las 7:00 desde un lugar céntrico de Dublín y se dirigen hacia el norte.
En efecto, las atracciones de este tour no se encuentran en la República de Irlanda sino en Irlanda del Norte. La primera etapa es un lugar mítico de la isla: la Calzada de los Gigantes.
Un famoso tramo de costa
La Calzada de los Gigantes (Giant’s Causeway en inglés y Clochan Ain Afir en céltico) es una etapa imprescindible de cualquier viaje por Irlanda. Se trata de un promontorio de basalto en la costa septentrional de Irlanda del Norte.
Según cuenta la leyenda, la formación geológica surgió gracias a la acción conjunta de dos gigantes: el irlandés Finn McCool y el escocés Bennandoner. Al estar enemistados, arrojaron unas rocas al mar y, paulatinamente, se fue formando una pasarela entre las dos costas.
Normalmente, esta etapa dura entre una y dos horas. Tendrás tiempo suficiente para realizar una de las dos rutas; la verde te llevará hasta la cumbre del acantilado mientras que la azul llega hasta las columnas de la Calzada de los Gigantes. Aprovecha de la estancia para sacar unas fotos panorámicas.
Ballintoy Harbour
Con un poco de imaginación podrás visualizar el puerto de Pyke en las Islas del Hierro. Éste es el hogar de Theon y Yara Greyjoy en Juegos de Tronos.
En la vida real, fue un puerto pesquero y un lugar frecuentado por contrabandistas. Es un destino muy popular, ya que este tramo de costa es de rara belleza. Las fotos que puedes sacar aquí van a triunfar en las redes sociales.
La fortaleza a orillas del mar
Las ruinas del Castillo de Dunluce se encuentran en el pueblo de Bushmills, a poca distancia de la Calzada de los Gigantes. Aunque su origen es más antiguo, lo que queda de la fortaleza se remonta a los siglos XVI y XVII, cuando estaba habitada por dos clanes enemistados: los McQuillan y los MacDonnell.
Dunluce ha sido el telón de fondo de varios acontecimientos históricos: en el siglo XVI, un galeón español se hundió en las rocas cercanas, inspiró “Las Crónicas de Narnia” y perteneció a Winston Churchill.
Sin duda, la mayoría de la gente lo conoce por su aparición en Juego de Tronos. En la serie de HBO, Dunluce es la residencia de los Greyjoy, los reyes de las Islas del Hierro.
El bus para en las proximidades del castillo y tendrás tiempo suficiente para pasear en los alrededores y sacar unas fotos. Si llegas por la mañana podrás capturar la atmósfera más sugestiva. A primera hora del día, la neblina que sale del mar envuelve las ruinas creando un ambiente de cuento.
Da un paseo por Belfast
La capital de Irlanda del Norte es una ciudad que supo renacer después de unos largos años de conflictos. Su renovada vocación turística queda evidente en los astilleros Harland and Wolff que en la actualidad hospedan el Museo del Titanic. El famoso barco fue construido en estos muelles y una visita te dará la oportunidad de conocer su historia.
Otras atracciones de Belfast son sus murales, el Castillo, la Catedral de Santa Ana o el Jardín Botánico. Después de una hora y media, el bus te llevará de vuelta a Dublín.
Entra en calor con un Irish stew
Después de un día tan intenso, hay que retomar fuerzas con un clásico de la cocina local: el estofado irlandés (Irish stew). Se suele comer a lo largo de todo el año aunque es un plato típico de San Patricio, la festividad que se celebra el 17 de marzo.
Para elaborar el potaje tradicional se utiliza carne de cordero, dos tipos de patatas (normalmente, King Edward y la variedad Desirée o Pentland Javelin), zanahorias, cebolla y especias (laurel, perejil, tomillo fresco y pimienta negra).
Afortunadamente, Dublín cuenta con unos restaurantes donde lo preparan a la perfección:
- O’Neill's, el favorito de Lonely Planet. El establecimiento ha sido elogiado por su auténtica comida irlandesa. Se encuentra en el corazón de la capital a poca distancia de la estatua de Molly Malone (Suffolk Street 2)
- The Brazen Head, el decano de Dublín. Fue fundado en el siglo XII y casi mil años después sigue ejerciendo como posada. Su nombre traducido sería “cabeza de bronce” y proviene de una leyenda del siglo XIII. Según el mito, en sus alrededores se encontraba una cara de bronce que podía predecir el futuro (Lower Bridge Street 20)
- Gallagher's Boxty House, uno de los mejores restaurantes de la ciudad (Temple Bar 20/21)
- Old Mill, un restaurante especializado en comida tradicional. Además del Irish Stew, puedes pedir Wicklow Lamb Shank (pierna de cordero asada), Dublin Coddle (una cazuela con patatas, salchichas, bacon y cebolla) y Cottage Pie, el pastel de ternera que arrasa en Irlanda y en el Reino Unido. (Temple Bar 14)
- The Hairy Lemon, un lugar poco convencional hospedado en un edificio del siglo XIX. Después del estofado puedes concluir la cena con un trago de whisky. Cuentan con una amplia selección de botellas irlandesas (Stephen Street Lower 41/42).
Día 3: Naturaleza y cerveza
Irlanda es un paraíso verde y no faltan lugares donde conectar con la tierra. Uno de los más famosos es el Parque de Phoenix.
Piérdete entre bosques y praderas
Aunque se encuentra a pocos kilómetros del centro, el Parque de Phoenix te trasladará a las campiñas irlandesas. Llegar hasta allí es sencillo, te bastará coger el autobús (líneas 25, 26, 37, 38, 39, 46A y 70) o el tren (Heuston es la estación más cercana). Ten en cuenta que la mayoría de los buses turísticos paran aquí.
Phoenix Park es la casa de una nutrida colonia de gamos. Estos animales no son originarios de la isla, sino que fueron introducidos por los normandos con el fin de poblar la Foresta Real.
Puedes verlos en las praderas a los pies de la Papal Cross (una cruz de acero que recuerda la visita del Papa Juan Pablo II) y en las proximidades de la embajada americana. Sin embargo, el parque es muy grande y los gamos se desplazan a menudo. Está prohibido alimentarlos pero podrás admirarlos respetando las distancias.
Tómate la mañana para recorrer sus senderos y fotografiar los mejores rincones. Si quieres desplazarte más rápido, puedes alquilar una bicicleta o un tándem.
El parque incluye puntos de interés como el fuerte Magazine, The People’s Gardens (unos jardines de estilo victoriano), una tumba prehistórica, el Castillo de Ashtown y el monumento de Wellington.
Prueba una receta típica
Caminar estimula el apetito y ningún viaje a Irlanda puede concluirse sin haber probado el fish and chips. Cruza el río y dirígete hacia Christ Church Cathedral, cerca de la iglesia se encuentra una institución de la ciudad: Leo Burdock.
Cuando Dublín fue sacudida por el levantamiento de 1916, esta bodega ya servía fish and chips. Sus locales son muy populares y han sido visitados por Tom Cruise, Bruce Springsteen y los U2. Ha celebrado los 100 años de edad en 2013 y su vinagre sigue casándose espléndidamente con pescado y patatas.
Entra en un símbolo de Dublín
Un pequeño paseo es lo ideal para digerir el almuerzo. Antes de llegar hasta la próxima etapa hay que caminar unos veinte minutos.
El almacén de Guinness vio la luz en 1904 y siguió funcionando hasta 1988. En la actualidad es un museo y una atracción muy visitada.
La visita empieza en el primer piso donde se encuentra el famoso contrato por 9000 años; en efecto, en 1759 Arthur Guinness firmó un contrato de arrendamiento del St. James's Gate Brewery a un alquiler anual de 45 £.
En la séptima y última planta podrás disfrutar de una pinta en el Gravity Bar que ofrece una de las mejores vistas sobre Dublín.
Si visitas la capital irlandesa en marzo puedes celebrar el día de San Patricio en los almacenes de calle St. James's Gate. En estas fechas, la fábrica de Guinness se anima con música, comida y bailes típicos. La entrada incluye una pinta de la bebida de color regaliz. También te recomiendo visitarla durante las Navidades.
En diciembre, la fábrica hospeda un maravilloso árbol de Navidad, hay conciertos y podrás disfrutar de un menú especial con pintas navideñas de edición especial.
¿Vale la pena visitar Dublín en tres días?
En mi opinión, tres días es una estancia perfecta. La capital de Irlanda no es excesivamente grande y desplazarse de un rincón a otro es muy fácil. Organizando bien las actividades puedes ver lo esencial de Dublín y un aperitivo de los alrededores.
Irlanda es un país precioso y si quieres conocer Galway o Cork, te recomiendo dedicar al viaje por lo menos cinco días.