Qué ver y hacer en el barrio de Alfama
Déjate cautivar por los rincones del barrio más antiguo de la ciudad
Calles empinadas, miradores, casas color pastel, tranvías y las melodías del fado: Alfama es una Lisboa en miniatura y explorarla significa adentrarse en una zona muy auténtica. Sigue leyendo y descubre qué ver y qué hacer en esta zona de la capital lusa
Elige un tour guiado
Una buena manera para conocer Alfama es a través de un tour guiado. Descubrirás el barrio más antiguo de la capital portuguesa con un guía experimentado que te llevará a los principales puntos turísticos de la zona. Estas excursiones urbanas por Lisboa suelen durar entre dos y tres horas y tocan los puntos emblemáticos del distrito: la Catedral, los miradores y el Castillo de São Jorge. Los tour se pueden realizar en lengua española y están disponibles tanto por la mañana como por la tarde. De costumbre, salen desde un lugar del barrio o desde la céntrica Praça do Comércio en la Baixa. En cuanto al precio, suele rondar los 15 €.
Si dispones de poco tiempo, esta es la mejor opción. Los guías conocen los atajos y las atracciones históricas más interesantes.
Sube a la fortaleza de Alfama
El castillo de São Jorge domina la capital desde lo alto de una colina. Su fundación se remonta al siglo VIII cuando los musulmanes controlaban gran parte de Portugal. Por aquel entonces, Lisboa era conocida como al-Ushbuna y era un importante centro administrativo y comercial. Desafortunadamente, entre los siglos XVI y XVIII entró en decadencia a causa de los numerosos terremotos que azotaron el país.
La reestructuraciones llevadas a cabo entre 1938 y 1944 y en la década de los noventa ha devuelto al castillo parte de su antigua gloria. Hoy en día, es uno de los monumentos más visitados de la ciudad y su atractivo principal es la incomparable vista sobre Lisboa y el río Tajo. Saca unas fotos y sigue tu paseo hasta el Castillejo (la antigua alcazaba musulmana), la Torre del Homenaje (Torre de Menagem, la más grande y donde se izaba el estandarte real) y la cámara oscura, un sistema de lentes y espejos que permite ver la ciudad a 360º y en tiempo real.
Al estar ubicado en la cumbre de un monte, deberás subir Rua de Santa Cruz do Castelo, una calle que llega hasta una entrada de la fortaleza.
Entra en una antigua iglesia convertida en mausoleo
La silueta blanca del Panteón Nacional de Lisboa (Panteão Nacional) sobresale de los tejados de Alfama. Desde fuera, la entrada monumental y la gran cúpula recuerdan a una iglesia y en efecto, éste era su uso primigenio. A finales del siglo XVII, la infanta María de Portugal ordenó la construcción de un templo para hospedar las reliquias de Santa Engracia pero, menos de un siglo después, una tormenta eléctrica pudo con ella. En el siglo XIX, la Revolución Liberal trajo consigo la República que indicó este lugar como el más apto para hospedar las tumbas de los portugueses ilustres.
En su interior descansan personalidades como Pedro Álvares Cabral, la dama del fado Amália Rodrigues o Eusébio, la leyenda del fútbol lusitano. Otro atractivo del Panteón Nacional es su gran terraza panorámica que mira hacia el barrio de Alfama. El monumento abre de martes a domingo (de 10:00 a 18:00 en verano y de 10:00 a 17:00 en invierno) y la entrada cuesta alrededor de 4 €.
Si te gusta la arquitectura religiosa, a unos cinco minutos andando del Panteón se levanta la Iglesia y Monasterio de San Vicente de Fora. El templo ha sido reformado en el siglo XVI según el proyecto del arquitecto italiano Filippo Terzi.
Visita la Casa dos Bicos y sumérgete en las obras de Saramago
La Casa dos Bicos fue construida en 1523 por Brás de Albuquerque, el hijo del Virrey de India Afonso de Albuquerque. El noble luso viajó a Italia y se quedó impactado por la arquitectura del Renacimiento. A su regreso a Portugal, ordenó construir una residencia que se caracteriza por los picos de la fachada y por las formas irregulares de puertas y ventanas.
Según los entendidos, está inspirado en el palacio de los Diamantes de Ferrara. El edificio se encuentra en Rua dos Bacalhoeiros 14 y el nombre de esta calle nos da una pista. En el siglo XX, la Casa dos Bicos había perdido su función residencial y se había convertido en un almacén de bacalao.
En la actualidad, es la sede de la Fundación José Saramago y alberga una exposición permanente titulada “A Semente dos Frutos“. La colección incluye libros, manuscritos originales, fotografías y otros documentos ligados o que habían pertenecido al escritor. El museo abre de lunes a sábados, de 10:00 a 18:00.
Si te gusta la arqueología, en la planta baja de la Casa dos Bicos se encuentran una serie de estructuras antiguas: una parte de la muralla fernandina, tanques de la época romana destinados a la conserva de pescado y restos de la cerca islámica.
Disfruta del panorama
Lisboa es una ciudad de cuestas, colinas y explanadas. Ninguna visita puede ser completa sin unas etapa en los puntos panorámicos diseminados por la geografía de la capital. En el barrio de Alfama, los belvederes más bellos y famosos son esencialmente dos:
- Mirador Portas do Sol (Largo Portas do Sol), un balcón hacia la Igreja de São Vicente de Fora, el casco viejo y las aguas del Tajo. Posiblemente, es el mejor belvedere de la ciudad. El famoso tranvía 28 pasa por aquí, razón por la cual es bastante frecuentado por los turistas. Aún así, vale la pena acercarse para disfrutar del panorama y escuchar a los músicos callejeros.
- A escasa distancia encontrarás también el Mirador de Santa Luzia (Largo Santa Luzia). El punto panorámico se compone de dos plantas y está decorado con una cubierta donde trepan las buganvillas, columnas y azulejos. Desde aquí se divisan las iglesias de San Miguel y San Esteban, la cúpula del Panteón Nacional y el barrio de Alfama. El lugar es frecuentado por pintores y artesanos que venden sus mercancías.
El consejo de Mateo
Si te alojas en las proximidades del Mirador Portas do Sol y no te importa madrugar, te recomiendo acudir al punto panorámico a primera hora del día. Es el mejor punto para ver el alba.
Prueba los manjares lusos
Después de un largo paseo, hay que retomar fuerzas y sentarse un rato para comer. En Alfama no faltan opciones ya que sus angostas calles ocultan unos establecimientos que proponen recetas de la tradición a un precio asequible. Sigue leyendo y descubre dónde merece la pena pararse sin gastar un ojo de la cabeza:
- Cervejaria Ramiro, un clásico del barrio. A pesar de su nombre, es uno de los mejores restaurantes de pescado y marisco de la ciudad. (Avenida Almirante Reis 1)
- Le Petit Café, un restaurante a mitad de camino entre la catedral y el castillo. Su menú propone una amplia selección de pescado. Si quieres probar su especialidad, te recomiendo pedir un plato a base de pulpo. (Largo São Martinho)
- O Beco, un establecimiento conocido por su bacalhau à Brás. Siéntate en sus mesas y disfruta de las porciones abundantes (Beco do Espírito Santo 9)
- Almargem, una taberna sencilla y barata a dos pasos de la catedral. (Travessa do Almargem, 4)
Si buscas un restaurante vegetariano, el Princesa do Castelo (Rua do Salvador 64A) sirve platos de comida vegana, vegetariana, y macrobiótica. Otra opción es The Food Temple de calle Beco do Jasmim 18.
Busca un souvenir diferente
Todos los martes y sábados, el campo de Santa Clara acoge el mercadillo de las pulgas más típico de la ciudad: la Feira da Ladra. Como puedes intuir, en el pasado era el lugar donde se vendían los objetos robados mientras que hoy en día hospeda un buen número de vendedores y artesanos locales. Aquí podrás comprar ropa nueva y usada, vinilos, libros de segunda mano, cerámicas, bisutería, azulejos, cámaras de fotos antiguas y mucho más. Vale la pena pasear entre los puestos para adquirir un souvenir original. El origen de la Feira da Ladra se remonta a la edad media y es un must de la capital portuguesa.
Después de unas compras, puedes descansar un rato en el cercano Jardim Botto Machado, un área verde muy apreciada por los lisboetas. En este lugar se encuentra el Clara Clara, un café con terraza a la sombra de un árbol de hibisco.
Prueba los famosos pastéis de Belém en Santo António
La historia de los pastéis de nata está ligada a la historia de Lisboa. Todo empezó en 1820, el año de la Revolución liberal. En este año, los burgueses descontentos por la situación del país obligaron al rey a volver a Portugal y a devolver Brasil al estatus de colonia. En esta situación convulsa, las órdenes religiosas empezaron a sufrir muchos cierres y los frailes del Monasterio de los Jerónimos (entre otros) dejaron de recibir fondos. Para paliar la crisis, los monjes empezaron a vender unos postres a base de yema de huevos fuera del lugar sagrado.
Estos postres tuvieron tanto éxito que la receta original fue adquirida en 1837 por la Fábrica de Pasteles de Belém, uno de los establecimientos más conocidos de la capital lusa.
Sin embargo, la mejor repostería se encuentra en el barrio de Alfama. La Pastelería Santo António parece haber encontrado la fórmula perfecta para mezclar leche, azúcar, vainilla y yemas de huevo. La repostería ganó el concurso al mejor pastel de nata de Lisboa en 2019, promovido por el festival gastronómico Peixe em Lisboa.
El consejo de Mateo
Los pastéis de Belém son un regalo perfecto para familiares y amigos. Si viajas cerca de la Navidad, también puedes volver a casa con un bolo rainha, el roscón de reyes portugués. En la famosa Confeitaria Nacional encontrarás un vasto surtido de postres típicos.
Coge el tranvía 28
Además del free tour, otra manera para recorrer el barrio es a través del tranvía 28. Para coger este medio de transporte, deberás acercarte a la Praça Martim Moniz, una plaza de la Baixa. Tras dejar la parte plana de la ciudad, el convoy sube las empinadas calles de la capital y toca los principales monumentos de Alfama: la catedral, los miradores y el castillo. El trayecto termina en la estación de Campo Ourique, en el Bairro Alto. En cuanto a la duración, puede variar en función de la hora y del tráfico. Normalmente, el recorrido completo dura unos 50 minutos.
El billete sencillo cuesta alrededor de 2,90 €. Si piensas cogerlo en más de una ocasión, te recomiendo elegir un billete diario que tiene un precio aproximado de 6,15 €. En cualquier caso, ten cuidado. Al ser frecuentado por turistas, podrías cruzarte con algún carterista.
Termina el recorrido en una taberna de fado
Alfama es uno de los barrios más antiguos de Lisboa. Aquí viven los auténticos lisboetas y sus callejones son el lugar predilecto para escuchar el fado. Algunos creen que el género deriva de los cánticos melancólicos de los musulmanes después de la reconquista cristiana, otros consideran que proviene de la contaminación con la música brasileña. Lo que es cierto es que el fado es sinónimo de Portugal y los mejores bares que lo proponen se encuentran en Alfama.
Uno de estos es Parreirinha de Alfama (Beco do Espírito Santo 1), un establecimiento que debe su fortuna a Argentina Santos, una de las cantantes más talentosas de su época. En los años cincuenta, la artista puso este bar en el mapa gracias a sus legendarias interpretaciones y a las colaboraciones con cantantes del calibre de Berta Cardoso, Alfredo Marceneiro y Celeste Rodrigues.
Otro bar con una gran tradición y un buen número de reseñas positivas es Clube de Fado (Rua S. João Praça 86), un lugar históricos a dos pasos de la Catedral de Lisboa. Para una experiencia aún más auténtica puedes optar por A viela do Fado, un lugar diminuto en Rua dos Remédios 111. Si quieres comer disfrutando de la música en vivo, te recomiendo leer el post Cena con Fado en Lisboa: las mejores opciones.
Ten cuidado con los pequeños tentempiés que sirven los camareros. No están incluidos en el precio y se cobran aparte.