Ver Estambul en 5 días
Si planeas un viaje de 5 días a Estambul, no solo tendrás tiempo para conocer la ciudad a fondo, sino también para hacer una escapada a lugares cercanos.
Napoleón la definió como “la capital del mundo”, los occidentales quedaban embrujados por su atmósfera y hoy sigue siendo una metrópoli exótica y fascinante. Cinco días son lo ideal para explorarla con calma y disponer de tiempo para descubrir sus alrededores.
Día 1: Gálata, Karaköy y Tophane
Antes de lanzarnos a ver lo más típico de Estambul, nos iremos aclimatando visitando tres barrios de la orilla oriental. Como punto de partida, he elegido Rüstem Paşa, una mezquita a pocos metros del Bazar de las Especias.
Mezquita Rüstem Paşa
Si los azulejos son tu debilidad, debes absolutamente visitar esta mezquita a dos pasos del Cuerno de Oro. La mayoría de los turistas no se fijan en ella porque está construida sobre los soportales de los antiguos puestos del mercado.
El diseño porta la firma de Mimar Sinan, el arquitecto otomano más importante que ha proyectado otra joya de Estambul: el Palacio de Topkapi. Unos metros más allá se encuentra nuestra próxima etapa.
Puente de Gálata
Para llegar a la otra orilla del Cuerno de Oro, deberás cruzar el Puente de Gálata. Ultimado en 1845, fue remodelado veinte años después para impresionar a un huésped ilustre, Napoleón Bonaparte.
El aspecto actual – con la carretera para coches arriba y el paseo peatonal por abajo – fue implementada en 1921 y desde entonces, el puente no ha sufrido demasiadas modificaciones.
Paseando por sus aceras verás pescadores con sus cañas, bares, teterías, el skyline de Estambul y el paso de las embarcaciones por el Cuerno de Oro. Desde aquí salen algunos cruceros por el Bósforo.
Torre de Gálata, la atalaya genovesa
A partir del siglo XIV, esta zona de la ciudad hospedaba una colonia genovesa: Pera. Estaba protegida por unas murallas que amparaban un florido puerto comercial. Desde aquí, las galeras genovesas navegaban hacia las posesiones en el Mar Negro y emprendían el viaje de vuelta a Italia.
Su origen se remonta a 1348 cuando fue levantada por voluntad del gobernador genovés Rosso Doria. Con la conquista de Constantinopla por parte de los otomanos, la Torre de Gálata sufrió algunas modificaciones pero nadie creyó oportuno derribarla.
A lo largo de los siglos, la atalaya ha sido torre de vigilancia, mazmorra, observatorio astronómico y, finalmente, una atracción turística muy codiciada.
Toma un descanso
Alrededor de la torre encontrarás decenas de restaurantes y bares donde aplacar el hambre. Personalmente, te recomiendo el Velvet Cafe.
Es conocido por sus creaciones tanto dulces como saladas y las reseñas hablan por sí solas. Podrás degustar tarta de espinacas y pistachos, bagels turcos, hojaldres caseros con aceitunas y tahini, cookies y otras delicias.
Para disfrutar del panorama, Konak Cafe es tu destino. La comida no llega a la altura del Velvet pero la vista es incomparable. Si quieres sentarte en las mejores mesas, casi seguramente deberás esperar unos minutos. Si te apetece comer carne, dirígete hacia Kapı Karaköy.
Baja las Escaleras de Kamondo
Durante la época otomana, Estambul acogía a todos y la religión no era un factor discriminante. La historia de esta escalera debe mucho a este aspecto, ya que fue construida por una familia de judíos sefardí: los Camondo.
Isaac Salomón dejó Venecia cuando la ciudad fue conquistada por los Austrias (1798) y una vez desembarcado en la capital otomana, no tardó mucho en abrir un banco.
En 1832, sus posesiones pasaron al hermano Abraham que mandó construir esta elegante escalera que fusiona el neobarroco con el modernismo. Las escaleras tenían un doble objetivo: acortar la distancia entre la calle de los bancos (Bankalar Caddesi) y la residencia familiar, y facilitar el trayecto de los jóvenes hacia la escuela.
Admira la tercera fuente más grande de Estambul
En el siglo XVIII, el sultán Mahmud I mandó erigir una fuente en la plaza Tophane. Su objetivo era proporcionar agua a los viajeros que venían del puerto y a los fieles de la cercana Mezquita Kiliç Ali Pasha.
El monumento fue diseñado por el arquitecto Kayserili Mehmed Ağa y es una excelente representación del rococó otomano. En los alrededores encontrarás numerosas cafeterías, tiendas y bares con cachimbas.
Día 2: la Estambul clásica
Si en el primer día nos hemos ido familiarizando con las calles de Estambul, en el segundo día nos focalizamos sobre lo esencial de la ciudad empezando por un lugar de culto fascinante: Hagia Sofía.
Visita la basílica ortodoxa reconvertida en mezquita
Conocida por su gran cúpula, Santa Sophia acompaña Estambul desde el siglo V. Nació como una catedral ortodoxa, pasó a ser una iglesia católica y posteriormente fue convertida en mezquita.
Con la llegada de la república, Hagia Sofía se transformó en un museo y sin embargo ha recuperado su vocación religiosa hace unos años. Su silueta destaca en el skyline y es un imprescindible de la ciudad turca.
Si tienes tiempo en tus 5 días por Estambul, te recomiendo reservar una visita a Santa Sofía para conocer toda su historia acompañado de un guía experto.
Toma un descanso en un restaurante
¿Quién dijo que en el centro se come mal? Es cierto, en el casco viejo de toda ciudad turística se esconden unas cuantas tourist traps pero el Old Ottoman Cafe & Restaurant no pertenece a este gremio.
Las especialidades de esta taberna son las recetas otomanas. Las más sabrosas son el cuello de cordero (Kuzu gerdan), las cazuela de pollo o carne vacuna y el kebab cocido en una olla de barro, una receta muy escenográfica (Alemdar, Cağaloğlu Hamamı Sk. 17).
Admira los mosaicos de la Mezquita Azul
Su silueta inconfundible domina la ciudad y tal vez no sepas que sus minaretes causaron mucho escándalo. Sólo la mezquita de La Meca contaba con seis torreones y los religiosos más ortodoxos consideraban que el templo de Estambul no podía replicar esta peculiaridad.
Según cuenta la leyenda, mientras hablaba del proyecto, Ahmed I mencionó unos “minaretes dorados”. Sin embargo, la palabra “dorado” tenía el mismo sonido que el vocablo “seis” y el edificio acabó teniendo seis esbeltos torreones. No era una buena idea contradecir las órdenes del sultán.
Si tienes ganas de concoer a fondo esta Mezquita tanto como Santa Sofía, es muy buena idea combinarlas en una misma visita y reservar un tour por la Mezquita Azul y Santa Sofía.
Explora el subsuelo
Entre las dos mezquitas, una construcción sobria esconde un tesoro escondido. Al cruzar su puerta entrarás en un lugar extraordinario, la Cisterna Basílica. En origen, era una basílica romana que fue destruida por un incendio. Tras los disturbios de Nika en 532, el emperador Justiniano I mandó erigir una cisterna para almacenar agua.
Olvidada por los otomanos, fue descubierta de nuevo unos siglos después y en la actualidad es un destino turístico muy sugestivo. La cisterna subterránea conserva las columnas originales y algunos adornos han sobrevivido al paso del tiempo. El ejemplo más conocido son las cabezas de medusa que sobresalen de las aguas.
Una vez hayas terminado tu visita, podrás comer algo en los bares y restaurantes de la zona.
Día 3: el mar como protagonista
Para el tercer día, te invito a reservar un crucero por el Bósforo y el Cuerno de Oro, pues tras de tanto caminar, hay que mimarse un poco. Pero eso no es todo, sigue leyendo.
Desde él, podrás ver los monumentos que a continuación te cuento, los cuales además te invito a visitar a pie de calle moviéndote entre uno y otro en ferry.
Haliç, el puerto natural que separa en dos la costa europea
El Cuerno de Oro es una lengua de mar que se insinúa en el corazón de Estambul. Por 2000 años fue el puerto principal de la ciudad y estaba protegido por unas largas murallas. Para asegurar el acceso marítimo, una enorme cadena de hierro cerraba el paso a los barcos enemigos.
Desde aquí, disfrutarás de un panorama a 360º de la Estambul europea.
Bazar de las Especias
También conocido como Bazar Egipcio (Misir Çarşisi), es una institución de la ciudad. Si eres cocinillas, encontrarás centenares de ingredientes exóticos como Pétalos de Rosa (una especialidad turca), Çörek otu (semillas de Nigella o, a veces, comino negro) o Pul Biber, la pimienta de Alepo.
Visita dos lugares de culto
La primera parada es la Mezquita Yeni Valide. Fue construida en el siglo XVIII durante el reinado de Ahmet III, que le dedicó a su madre. El templo se encuentra en la colina de Çamlıca, uno de los puntos más altos de la ciudad.
Desde aquí se admira un increíble panorama hacia las Islas de los Príncipes y las montañas de Uludag.
Una vez terminada la visita, puedes ir a la Mezquita Mihrimah Sultan. Recibe su nombre del muelle adyacente (uskudar) y forma parte de un complejo que incluye un hospital, una escuela y una gran cocina. Este enorme edificio ha sido diseñado por Mimar Sinan, el arquitecto otomano por excelencia.
Navega hacia el Palacio Dolmabahçe
El palacio de Dolmabahçe es un magnífico edificio en el distrito de Beşiktaş que se levanta en un terreno que ha sido ganado al mar durante el siglo XVIII. Fue la residencia oficial de los sultanes desde 1853 hasta 192 y su estilo arquitectónico refleja el espíritu de la época.
Turquía quería abrirse a Europa y el nuevo centro del poder guiñaba el ojo al occidente con este palacio inspirado en Versalles. Te animo a reservar una visita al Palacio Dolmabahçe para ver también sus jardines bañados por las aguas del Bósforo. Terminada la visita, el ferry te llevará al punto de partida.
Día 4: Un viaje hacia Galípoli
Si te apasiona la historia y la Primera Guerra Mundial en particular, te recomiendo realizar una excursión a Galípoli. Esta península separa el mar de Mármara del mar Egeo y ha sido el escenario de una dura batalla entre dos imperios: el británico y el otomano.
Navega hacia Galípoli
El objetivo de Reino Unido era capturar Estambul y establecer una ruta marítima segura entre Rusia y el Mediterráneo. Los altos mandos creían que los otomanos iban a capitular rápidamente pero no contaron con la resistencia liderada por Mustafa Kemal Atatürk, el padre del estado moderno turco.
La ofensiva acabó siendo un desastre para las fuerzas atacantes y muchos soldados quedaron para siempre en la península. La excursión a Galípoli es unas de las excursiones más interesantes que se pueden hacer desde Estambul por su interés histórico y la belleza del entorno. Allí podras ver:
- Cala ANZAC, el cuartel general de las tropas australianas y neozelandesas durante los ocho meses de la campaña.
- Brighton Beach, el lugar donde los militares descansaban entre batallas. Debe su nombre al homónimo barrio de Melbourne.
- Monumento al 57° Regimiento de Infantería, conmemora los primeros soldados que se enfrentaron a las tropas británicas.
- Lone Pine Memorial, el monumento que homenajea a los caídos australianos
- Johnston's Jolly, un cementerio aliado.
- Monumento Mehmetçik, una estatua que representa a un soldado que lleva en brazos a un hombre herido.
Datos de interés
Generalmente, las excursiones parten de un lugar céntrico de Estambul y duran entre 10 y 15 horas. Deberás madrugar un poco pero te aseguro que vale la pena.
En cuanto al coste, generalmente oscila entre 80 € y 120 € e incluye el transporte en un vehículo climatizado, el almuerzo y un guía experto. Si decides ir, te recomiendo llevar calzado cómodo.
Termina la jornada en un sitio especial
Si quieres concluir el día con estilo, te recomiendo cenar en Feriye, un restaurante con un impresionante ventanal panorámico hacia el Bósforo, la Mezquita de Ortaköy y el Puente de los Mártires del 15 de Julio.
Se encuentra en un complejo de edificios palaciegos a orillas del mar y propone una cocina que reinterpreta los clásicos turcos. Si viajas a Estambul en verano, deberás reservar con antelación. Te recomiendo pedir:
- Mezze, un surtido de aperitivos que se suelen servir antes de la portada principal.
- Karnikara, hummus de guisantes negros.
- Atom, una crema hecha con yogur colado, pimientos de cayena secos, ajo y mantequilla.
- Manti, una ternera picante.
- Dumplings de carne de cordero.
Día 5: date un merecido descanso
Ningún viaje sería completo sin un poco de merecido relax. En Estambul, el ocio es sinónimo de Hammam. Por este motivo te recomiendo dedicar una mañana a los deleites de los baños turcos.
Termina las vacaciones con estilo
Después del desayuno, date un paseo hasta Ağa hamamı, el baño turco más antiguo de la ciudad. Fue construido en 1454 por Mehmet el Conquistador y estaba destinado a él mismo y a sus herederos varones.
En la cultura otomana, el baño caliente era un ritual muy importante y una parte esencial de la vida social. En la actualidad, al reservar un baño turco puedes elegir entre cuatro paquetes: tradicional, masaje, doble masaje (cuerpo y cabeza) y otomano. ¡Saldrás renacido!
Y si quieres más alternativas, aquí tienes este artículo sobre los baños turcos de Estambul.
Busca los mejores rincones en el barrio de Balat
En el pasado, el barrio de Balat hospedaba una comunidad de judíos, musulmanes y cristianos. De hecho, muchos judíos que fueron expulsados de España en 1492 se mudaron aquí. Con el paso de los años, Balat entró en decadencia y sus coloridos edificios quedaron en el olivo.
Afortunadamente, la Unesco destinó unos fondos para la restauración de las áreas históricas de Estambul y Balat renació de sus cenizas. Es un lugar fascinante y se le conoce como el barrio hipster de Estambul.
Además de las calles empinadas y las casas variopintas, los turistas llegan hasta aquí para admirar el Colegio Griego Ortodoxo Fanar - su forma y ladrillos rojos recuerdan a un castillo - y tomar un descanso en los numerosos bares, cafés y tiendas de la zona como la cafetería Maison Balat, el Museo de Juguetes y los bares de calle Vodina.
Saluda Estambul con una comida a base de pescado
Antes de volver al hotel para terminar las maletas, ¿por qué no disfrutar de una comida y una agradable sobremesa? Si quieres terminar el viaje a lo grande, te recomiendo caminar hacia Galata para comer en un restaurante con vistas: Eleos.
Su cocina combina la tradición de las tabernas griegas con los sabores del Egeo. Eleos sirve principalmente mariscos y desde su terraza se admira un espléndido panorama sobre Estambul. Aprovecha la ocasión para sacar unas últimas fotos.