Ver Estambul en 4 días
Un viaje de cuatro días a Estambul te dará la oportunidad de conocer la ciudad a fondo. Te cuento todo lo que tienes que ver y te ayudo a organizar tu itinerario
¿Has reservado una excursión a Estambul? ¡Genial! La metrópoli entre Europa y Asia es simplemente maravillosa. Unas vacaciones de cuatro días te darán la oportunidad de descubrir los mejores monumentos de Estambul, degustar los sabores típicos y sumergirte en su atmósfera a la vez caótica y embrujada. También tendrás la ocasión de alejarte del bullicio para ver rincones más tranquilos. Sigue leyendo y no te pierdas nada de lo que hay que hacer y ver en Estambul.
Día 1: Descubre las tres perlas de Estambul
Para empezar las vacaciones, empezamos con lo esencial de la ciudad turca: Santa Sofia (Ayasofya), la Mezquita Azul (Sultan Ahmet Camii) y la Cisterna Basílica (Yerebatan Sarayı). Se encuentran en el corazón del casco viejo a escasa distancia entre ellas. Empezamos el recorrido por la basílica símbolo del mestizaje cultural...
Adéntrate en Santa Sofía, la joya de la arquitectura bizantina
Fue construida en solo seis años (532 – 537) e inaugurada por el emperador Justiniano. Para revestir paredes y columnas, se utilizaron varios mármoles: blanco de Mármara, verde de Eubea, amarillo de África y rosa de Synnada. Al estar ubicada en el punto más alto de Estambul, los cuatro minaretes y la cúpula son visibles desde toda la ciudad.
Con la conquista otomana fue reconvertida en mezquita y los mosaicos del interior fueron tapiados con cal. Sin embargo, quedaron fascinados por esta obra maestra arquitectónica. Unos cuantos siglos después, el padre de Turquía moderna, Atatürk, la transformó en museo.
Pero, en 2020, ha vuelto a ser una mezquita por voluntad de Erdogan. Ahora que ha vuelto a ser un lugar de culto es, sin duda, una de las mejores mezquitas de Estambul. Conoce toda su historia con todo lujo de detalles reservando una visita guiada a Santa Sofía.
Acércate a la Mezquita Azul
Construida en el siglo XVII, se considera la última gran obra del imperio otomano. Durante la construcción, unas cuantas voces críticas cuestionaron la elección del sultán Ahmed I. La manzana de la discordia fue el presupuesto, ya que se financió con el dinero de la ciudad y no con un botín de guerra.
Por suerte, el sultán no cambió de idea y hoy podemos gozar de la mezquita más bella de Estambul. En su interior, destacan las grandes vidrieras, las sugestivas lámparas que cuelgan del techo y los mosaicos que representan tulipanes, frutos y verduras. Descubre todos sus rincones reservando una visita guiada a la Mezquita Azul.
Entra en la Basílica Cisterna
A poca distancia de Santa Sofía, se encuentra la Cisterna Basílica que, construida durante el reinado de Justiniano I (527 d.C. – 565 d.C.), garantizaba el abastecimiento de agua al Gran Palacio de Constantinopla. Tras la conquista de Bizancio por parte del sultán Mehmed II, los otomanos preferían el agua corriente y fue abandonada. Pero, a mediados del siglo XVI, el explorador neerlandés Gyllus descubrió el aljibe subterráneo y contó la historia en su libro de viaje. Este lugar mágico fue sacado del olvido.
En la actualidad, es una atracción muy codiciada, sobre todo por su atmósfera embrujada y se puede reservar una visita guiada a la Basílica Cisterna. Después de haber cruzado el umbral, entrarás en un ambiente en donde reinan la paz y la tranquilidad. Sigue habiendo agua y unas pasarelas te permitirán caminar bajo sus columnas.
Disfruta de una cena con vistas
Terminadas las visitas, puedes dar un paseo por el barrio, volver al hotel un ratito para refrescarte y salir de nuevo para disfrutar de una buena cena. En los alrededores de las tres atracciones de este día se encuentra un restaurante de marisco con un increíble panorama hacia el Mar de Mármara: Seafront Lounge. Además de pescado y frutos del mar, puedes disfrutar de ensaladas, platos veganos y postres tradicionales (Akbıyık Cd. 3). También puedes reservar un tour gastronómico por Estambul para conocer todas las delicias de la gastronomía loca.
Día 2: Conoce Topkapi y el Gran Bazar
Si en el primer día nos hemos enfocado en los imprescindibles de Estambul, hoy nos focalizamos sobre una atracción a menudo olvidada...
Déjate maravillar por el Palacio de Topkapi
Estambul es tan bella que algunas atracciones se quedan en segundo plano. El Palacio de Topkapi es una de esta y, sin embargo, es una mansión encantadora que te trasladará a la era dorada del Imperio Otomano. Construido durante el reinado de Mehmed II, fue el centro del poder político hasta 1853 cuando el sultán Abdülmecit I trasladó la corte al Palacio de Dolmabahçe.
El conjunto es muy extenso y tiene miles de tesoros por descubrir. Por ello, es casi indispensable reservar una visita guiada al Palacio de Topkapi para disfrutar del conjunto. Aun así, te indico los cinco lugares que más me han impactado:
- Patio de las Favoritas: donde vivían las concubinas del Sultán que por alguna razón no estaban casadas con él.
- Salón Imperial: un ambiente abovedado y ricamente decorado. En el medio se encuentra el trono.
- Harem: una gran estructura con más de 400 habitaciones.
- Diván: el sumo consejo de estado.
- Sala del Tesoro.
Descansa cuerpo y alma en el Parque Gülhane
A pocos metros del Palacio de Topkapi se encuentra el parque más antiguo de la ciudad. Su nombre significa “casa de las rosas” y en la época otomana formaba parte del jardín imperial. Quedó en posesión de los sultanes hasta 1912 cuando abrió sus puertas al resto de la ciudadanía.
En su amplia superficie se encuentran robles y nogales centenarios, decoraciones florales, la primera estatua de Atatürk y una gran laguna. Si viajas con niños a Estambul, es una opción perfecta para que puedan jugar en las áreas de ocio.
Busca una ganga en el Gran Bazar
Después de un merecido descanso, toma el tranvía en la estación de Gülhane en dirección Bağcılar y baja en la parada Beyazıt – Kapalıçarşı. Aquí se encuentra **uno de los mercados más grandes y antiguos del mundo: el Gran Bazar.
Se encuentra cerca de las murallas y su construcción comenzó poco después de la conquista otomana. El Gran Bazar nació para estimular la prosperidad económica de la ciudad y al día de hoy sigue atrayendo a miles de clientes. Si quieres volver a casa con un recuerdo típico o estás buscando un regalo navideño, el Gran Bazar es el lugar ideal. Para hacerte una idea, puedes comprar los siguientes productos:
- Alfombras y kilims: unos tapetes que se caracterizan por sus diseños llamativos. Si te interesan, te recomiendo acudir a Şişko Osman, Dhoku o Şengör Halı .
- Çay, el té turco: los locales prefieren el té negro acompañado con pasteles y galletas tanto dulces como saladas. Sin embargo, no faltan fragancias más olorosas como jazmín, limón o granada.
- Dulces típicos”: la más famosa es la baklava, un hojaldre con pistachos, miel, nueces y ajonjolí. Aprovecha la ocasión para catar un künefe (una masa compuesta por finos hilos denominados kataifi con un relleno de queso y cubierta con azúcar, frutos secos y limón) y un lokma**, una esfera de pan frito glaseada con miel, almíbar y canela.
- Accesorios de hammam: la prenda más característica es el peştemal, una toalla de algodón y un diseño de rayas con flecos.
- Cerámica: un clásico turco. Los diseños tradicionales reproducen tulipanes, pero puedes encontrar objetos de estilo hitita (inspirados a las pinturas rupestres de Anatolia) o contemporáneo
- Joyas: las tiendas especializadas en oro se concentran en la calle Kalpakçılarbaşı. En cambio, las joyas de plata se encuentran en el Antiguo Bazar (Iç Bedesten).
Día 3: Disfruta de las Islas Príncipe
Las Islas Príncipes (Kızıl Adalar) son un archipiélago en el Mar de Mármara compuesto por nueve cayos: Heybeliada, Burgazada, Kınalıada, Sedef, Yassıada, Tavşan, Kaşık, y Sivriada. En el siglo XIX, este paraíso natural se ha convertido en un destino de vacaciones para las clases adineradas que construyeron unas elegantes mansiones de estilo victoriano.
Coge un ferry y aléjate del bullicio
En las Islas Príncipes, el tiempo parece haberse detenido: no hay coches y solo se viaja en bicicleta o en vehículos eléctricos. Para alcanzar este rincón de paz te bastará con tomar un ferry desde los barrios de Kabataş (orilla europea) o Kadiköy (orilla asiática). Como alternativa, puedes reservar una excursión a las Islas Príncipe que incluye el transporte en barco y un guía experto. Desde Estambul, el trayecto dura alrededor de una hora y media.
Si visitas Turquía en verano, te recomiendo ir a las Islas Príncipes entre lunes y jueves. Durante los fines de semana, miles de personas de Estambul dejan la vieja Constantinopla para disfrutar de las playas y pasear por los pinares. En general, es mejor visitarlas en primavera y otoño. La mayoría de los barcos te llevarán a Büyükada, la más grande del archipiélago. Una vez allí, podrás realizar diferentes actividades:
- Explorar la isla. En lo alto de la colina se encuentra Aya Yorgi, un monasterio ortodoxo construido en 1905. Su principal reclamo es el icono que muestra a San Jorge matando un monstruo que sale del mar. Más abajo, la calle Çankaya alberga magníficas residencias como la Mansión Yalman y los pabellones Fabiato, Izzet Pasha y Mizzi
- Disfrutar de las playas. La más larga y salvaje es Halik Koyu y se encuentra en el noroeste. Si viajas con niños pequeños, Aya Nikola y Nakibey son lo ideal.
- Alquilar una bicicleta, la mejor forma de recorrer la isla. Büyükada tiene una ruta de excursión que parte de la plaza principal y toca los puntos más bellos del entorno
- Disfrutar de los deportes acuáticos: paddle surf, windsurf, navegación en barco de vela, etc.
- Admira las ruinas de la casa de Trotsky. Después de haber sido expulsado de la Unión Soviética, el político ruso vivió cuatro años en Büyükada (Hamlacı Sk. 6)
Despídete de la isla con una cena de pescado
En Büyükada, el restaurante que colecciona reseñas positivas es Secret Garden. Está ubicado en una mansión de madera del siglo XIX restaurada en 2013. La especialidad es el pescado a la parrilla cocinado y presentado con un toque moderno. Otros reclamos son su magnífica terraza y su cuidada decoración hasta el mínimo detalle (Çiçekli Yalı Sk. 24). Para volver a Estambul puedes optar por el taxi acuático.
Día 4: Haz la ruta bizantina
Con la decadencia del imperio romano y la consecuente separación en dos entidades, Constantinopla se convirtió en la metrópoli más importante del mundo antiguo. Los emperadores bizantinos embellecieron la ciudad con construcciones formidables e iglesias cristianas. Por suerte, las huellas de esta civilización no han sido borradas con la conquista otomana...
Empieza en el Hipódromo
Empezamos la ruta en la que hoy es Plaza Sultanahmet. Para ello, súbete al bus turístico Estambul para llegar cómodamente. En el pasado, el hipódromo de Constantinopla tenía un aforo de 30.000 personas. La forma alargada de la plaza y el Obelisco de Teodosio nos recuerdan su pasado. Este monumento proviene del templo de Karnak (Egipto) y fue trasladado al corazón de Estambul en el año 390.
Al otro extremo de la plaza se encuentra la Fuente Alemana (Alman Çeşmesi), un pequeño cenador que el emperador Guillermo II regaló al sultán en 1901 como muestra de amistad. Después del paseo, dirígete hacia el Cuerno de Oro, supera Plaza Sultán Ahmet y en breves minutos llegarás a la próxima etapa.
No te pierdas la Iglesia de Santa Irene, la primera en Estambul
A pocos metros del Palacio de Topkapi, uno de los mejores monumentos de Estambul, se levanta un decano de la metrópoli a caballo entre Europa y Asia. Sus orígenes son algo inciertos pero se considera que fue construida por el emperador Constantino en el siglo IV. Hospedó el Patriarcado de Constantinopla hasta la construcción de Santa Sofía.
Su particularidad reside en la cúpula que no está sostenida por unas columnas sino por la bóveda. El interior es muy sencillo y destacando la silueta negra de una cruz en la semicúpula. A lo largo de su historia tuvo múltiples usos: armería, museo de antigüedades militares y sala de conciertos.
Acércate al Acueducto de Valente
Cuando fue construido en el siglo IV, el Acueducto de Valente (Bozdoğan Kemeri) tenía una extensión de un kilómetro y transportaba agua a la capital desde el Bosque de Belgrado. Era parte de una red más extensa que garantizaba el abastecimiento de agua a la ciudad más grande del mundo antiguo. En la actualidad, solo quedan en pie un par de tramos y el más imponente se encuentra en el distrito de Fatih.
Entra en la Iglesia de San Salvador de Cora
Al estar ubicada en el barrio de Edirnekapi y bastante lejos de la zona más concurrida, la mayoría de los turistas descartan San Salvador de Cora para visitar atracciones más céntricas. Sin embargo, si tu estancia es de 4, 5 o 7 días en Estambul merece la pena llegar hasta aquí.
El lugar de culto hospeda los mosaicos más bellos de la ciudad que destacan por los colores brillantes, el tamaño descomunal y la fuerte carga simbólica. Los más destacables son el Cristo entronizado con el mecenas Teodoro Metoquites, la Dormición de la Virgen y el Cristo Pantocrátor (Kariye Cami Sk. 18).
Despídete de Estambul desde el mar
El cuarto día es la última ocasión para sacar fotos que van a cosechar likes en Instagram. Como has podido comprobar, hay mucho que hacer y ver en Estambul. Para inmortalizar los mejores paisajes, no hay nada mejor que reservar un crucero por el Bósforo. Aléjate de la Iglesia de San Salvador y dirígete hacia el mar.
Los barcos atraviesan el Cuerno de Oro y pasan enfrente de monumentos como el Castillo de Rumelia, el Palacio de Beylerbeyi y San Esteban de los Búlgaros, una de las pocas iglesias construidas en hierro fundido. La experiencia dura una hora y cuarto aproximadamente. También puedes reservar un crucero por el Bósforo con música y cena si prefieres disfrutar de la ciudad iluminada al anochecer.